miércoles, 16 de febrero de 2022

REFLEXIONES SOBRE LA JORNADA "CUERPOS EN OTOÑO"

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La encina grave

de hoja oscura y perenne

que siente inmoble

la caricia del aire

Miguel de Unamuno. Poesías

 

Quería pasar una jornada en ese paisaje de encinas que siempre me ofrece generosamente la finca de Defesinhas en cualquier estación del año. En este caso, el otoño, cuando la caída de las hojas, aunque no aquí precisamente las hojas perennes de las encinas, , el momento de recogimiento de algunas hierbas, plantas y árboles, y el crecimiento lento de otras, el verdor de los pastos que aprovechan el sol, el frío, y las pocas lluvias que cayeron. Sí que me acostumbro a hacer mis exploraciones sola, buscando ese otro estado de mí, que me saca de mí , Elena, y solo emerjo como un cuerpo, y que lo disfruto tanto. Era interesante poder practicar,con las muchas o pocas personas que participaran, las exploraciones que quería probar y que solo estaban en mi imaginación o en mi escritura, o que yo ya había realizado sola anteriormente. Ver cómo resuenan en otras personas los descubrimientos de mi cuerpo y el movimiento en consonancia con los procesos de la Naturaleza, aprendo sobre un tema y sobre el otro, y la forma de conjugarlos es todo un desafío que me entusiasma; y de pronto aparecen textos que para mí expresan de una forma poética esas sensaciones, esa corporeización de un evento de la naturaleza, y que todavía me hacen inspirar o relacionar lo que tengo entre manos en las exploraciones.

Exploraciones en nuestra relación con los árboles, con las nubes, tomando esa conciencia de estar en ese lugar con otras personas, de tomar presencia en el paisaje desde el mundo de las sensaciones, de lo no racional y sí de lo orgánico, y la mirada curiosa y atenta de los detalles. Conocer las relaciones y procesos que se dan en el ecosistema, como por ejemplo el micelio, y llevárnoslo al cuerpo, entresacando y corporeizando esas semejanzas que ocurren entre esos elementos biológicos y el entramado social que generamos entre las personas en el día a día para vivir en este planeta.

En ese día, la generosidad de todas vosotras cuando propongo experimentos me llena de congoja y de curiosidad al mismo tiempo, y siento que al final, las ganas iguales que tenéis como yo de abordar el movimiento y el propio cuerpo, hacen que el tomar riesgos sensoriales, de atención e intuición se conviertan en realidades y acciones que ocurren de forma instintiva, que nos hacen para el tiempo, y mirar el lugar con los ojos de la naturaleza, lo que realmente deberíamos ser.

Gracias Alicia, Manu, Sú,y  Julio.

Por Elena López de Haro