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La encina grave
de hoja oscura
y perenne
que siente
inmoble
la caricia del
aire
Miguel
de Unamuno. Poesías
Quería pasar una jornada en ese paisaje de encinas que
siempre me ofrece generosamente la finca de Defesinhas en cualquier estación
del año. En este caso, el otoño, cuando la caída de las hojas, aunque no aquí precisamente las hojas perennes de las encinas, , el momento de recogimiento
de algunas hierbas, plantas y árboles, y el crecimiento lento de otras, el verdor de los pastos que aprovechan el
sol, el frío, y las pocas lluvias que cayeron. Sí que me acostumbro a hacer mis
exploraciones sola, buscando ese otro estado de mí, que me saca de mí , Elena,
y solo emerjo como un cuerpo, y que lo disfruto tanto. Era interesante poder practicar,con
las muchas o pocas personas que participaran, las exploraciones que quería
probar y que solo estaban en mi imaginación o en mi escritura, o que yo ya había
realizado sola anteriormente. Ver cómo resuenan en otras personas los
descubrimientos de mi cuerpo y el movimiento en consonancia con los procesos de
la Naturaleza, aprendo sobre un tema y sobre el otro, y la forma de conjugarlos
es todo un desafío que me entusiasma; y de pronto aparecen textos que para mí
expresan de una forma poética esas sensaciones, esa corporeización de un evento
de la naturaleza, y que todavía me hacen inspirar o relacionar lo que tengo entre
manos en las exploraciones.
Exploraciones en nuestra relación con los árboles, con las
nubes, tomando esa conciencia de estar en ese lugar con otras personas, de
tomar presencia en el paisaje desde el mundo de las sensaciones, de lo no
racional y sí de lo orgánico, y la mirada curiosa y atenta de los detalles.
Conocer las relaciones y procesos que se dan en el ecosistema, como por ejemplo
el micelio, y llevárnoslo al cuerpo, entresacando y corporeizando esas
semejanzas que ocurren entre esos elementos biológicos y el entramado social
que generamos entre las personas en el día a día para vivir en este planeta.
En ese día, la generosidad de todas vosotras cuando propongo
experimentos me llena de congoja y de curiosidad al mismo tiempo, y siento que
al final, las ganas iguales que tenéis como yo de abordar el movimiento y el
propio cuerpo, hacen que el tomar riesgos sensoriales, de atención e intuición
se conviertan en realidades y acciones que ocurren de forma instintiva, que nos
hacen para el tiempo, y mirar el lugar con los ojos de la naturaleza, lo que
realmente deberíamos ser.
Gracias Alicia, Manu, Sú,y Julio.
Por Elena López de Haro